lunes, 10 de noviembre de 2014

Qué putada una vida sin ti.








Para mí eras un cuaderno en blanco,
en el que pasarme horas dibujando
el arte que significa dolerte o algo así.
El caso es que quería marcarte,
marcarme,
marcarnos.
A veces miro al cielo y me dice que es el reflejo del mar,
que ya no brillan ellas, que se perdieron.
Que nos perdimos.
En el momento que entre grito y grito comprendí que de quererte tanto duele, que ojalá no.
Lo único que quiero es callarte la boca con un beso y que luego me digas si no quieres eso a las tres de la mañana de todos los días de tu vida.
Sólo tú puedes quitarme el sueño como me quitas las bragas y quedarte inmóvil en mi mente, como si no acabaras de salvar el mundo.

Y no sabes lo incoherente que parece que a veces no sepa si eres real o si estoy tan loca que te he imaginado.

Porque joder, qué putada una vida sin ti.

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