lunes, 23 de febrero de 2015

Medias rotas.


Hoy no voy a hablar de sexo.
No voy a hablar de eso de tu cuerpo que me vuelve loca.
No diré que el olor de tu cama, es el perfume del cielo.
Eso de las sonrisas con las manos,
el devorar con los ojos y no rozar la boca.

Grecia que creía que en el placer era experta y mostraba sus orgías.
Mejor no diré nada al respecto.
Me dejé caer en tus sábanas sin saber que me ibas a hacer la cleopatra de tu egipto.
La diosa más joven que había probado tu boca, la niña de tus ojos, la de los sueños prohibidos.

Tu Eva de las 7 manzanas mordidas, en tu cuerpo.
La de los corazones a medias, la de las medias rotas.

Los labios rojos sabiendo a ginebra y lima,
para emborrachar a tus pudores que los míos se quitan a base de roces.
y siempre dejando la puerta abierta.

No te enfades conmigo esta noche, ya le he dicho a la luna que se esconda.

No voy a hablar de esto, no quiero despertar envidias ahí fuera.
No quiero que lo hablemos.
Así que ven y cállame por favor.



miércoles, 11 de febrero de 2015

Nuestro juego.


A ti  mi luna, por tus noches.


Hagamos un trato aunque no quieras.
Yo propongo que no hables en este minuto, tú solo tienes que cerrar los ojos.

Imagíname allí o aquí pero que tú estés presente en la cama,
apoyado en el mueble,
en el que tantos golpes me he dado.
( Aunque en ti hayan sido unos cuantos más)

Imagíname vestida de negro, como siempre; como nunca,
aunque a ti te guste más verme de colores.

Son mis reglas.

Imagina que me acerco poco a poco y te rozo el cuello sin llegar a besarte,
para embriagarme de tu olor como un vampiro con su presa pero sin llegar a comerte,
todavía.

Mientras rozamos el cielo intuyéndonos, sin vernos,
bailemos el invierno de nuestros miedos y bebámonos el otoño,
siempre hemos sido primavera.

Crea tres palabras que solo tú y yo entendamos y escríbelas con los dedos,
en cada parte de mí que detestes.

Luego dame de beber, no me mates de sed.

Cruza en rojo todas las paradas de mi cuerpo sin temer las multas,
grita que cualquier siglo sin mí ha sido un siglo perdido,
que por lo tanto,
no crees en la historia si no empieza en mí y acaba en mí.

Dame un consejo de buenas noches,
Observa como lo hago mal por la mañana.
Ríete, no me riñas, ríñeme, hazme reír.

Borra, ahora que estás en mi juego, cada frase fuera de contexto,
cómetela, vomítala y conviértela en flores.
Plantémoslas, reguémoslas y pónmelas en el pelo.

Dime que estoy preciosa, dime que siempre lo he sido.

Quiéreme tan fuerte que despertemos a las dudas y a los miedos,
que nos vean y se vayan,
que les demos miedo; que le demos miedo al miedo.
Que las dudas se conviertan en pájaros, que salgan volando,
que nos tiren laurel.

Cúrame de la enfermedad que es quererte con besos en la frente.

¿ Aceptas ? Te espero.


miércoles, 4 de febrero de 2015

Trece vidas de luna.





Se ponía dandole la espalda al jardín
y creció pensando que no existían las flores.

El frío se asustaba cuando ella llegaba y le daba besos en las manos.
Enterraba las flores boca abajo y contemplaba las espinas.
( Y no hablo de esas de tallo verde.)
Se pasaba horas.

Ella llovía por dentro y dibujaba en el barro.
Contaba los pasos que andaba la gente a su alrededor.
Estando coja.
Ella.

Cada vez que chasqueaba los dedos aparecía un corazón,
Rajado. Roto. Muy roto.
Con su sangre se hacía un chupito y decía creer estar borracha,
o querer estarlo, pero de alguien.

Nadie le dijo que de aquí a la luna hay trece vidas,
de trece gatos, negros. Que nunca fueron siete.

Que le hacía la cama al miedo para acurrucarlo en su pecho.
Y luego intentaba matarlo con la almohada en la que apoyaba su cabeza.

Tiene más de tres caras, más de seis vestidos de seis colores,
más de doce besos con distinto roce cada uno.
Pero no se decide y nunca repite nada que no sea lo primero.
Siempre el negro.
Siempre zurda.
Siempre pálida.

Cosedla.