miércoles, 11 de febrero de 2015

Nuestro juego.


A ti  mi luna, por tus noches.


Hagamos un trato aunque no quieras.
Yo propongo que no hables en este minuto, tú solo tienes que cerrar los ojos.

Imagíname allí o aquí pero que tú estés presente en la cama,
apoyado en el mueble,
en el que tantos golpes me he dado.
( Aunque en ti hayan sido unos cuantos más)

Imagíname vestida de negro, como siempre; como nunca,
aunque a ti te guste más verme de colores.

Son mis reglas.

Imagina que me acerco poco a poco y te rozo el cuello sin llegar a besarte,
para embriagarme de tu olor como un vampiro con su presa pero sin llegar a comerte,
todavía.

Mientras rozamos el cielo intuyéndonos, sin vernos,
bailemos el invierno de nuestros miedos y bebámonos el otoño,
siempre hemos sido primavera.

Crea tres palabras que solo tú y yo entendamos y escríbelas con los dedos,
en cada parte de mí que detestes.

Luego dame de beber, no me mates de sed.

Cruza en rojo todas las paradas de mi cuerpo sin temer las multas,
grita que cualquier siglo sin mí ha sido un siglo perdido,
que por lo tanto,
no crees en la historia si no empieza en mí y acaba en mí.

Dame un consejo de buenas noches,
Observa como lo hago mal por la mañana.
Ríete, no me riñas, ríñeme, hazme reír.

Borra, ahora que estás en mi juego, cada frase fuera de contexto,
cómetela, vomítala y conviértela en flores.
Plantémoslas, reguémoslas y pónmelas en el pelo.

Dime que estoy preciosa, dime que siempre lo he sido.

Quiéreme tan fuerte que despertemos a las dudas y a los miedos,
que nos vean y se vayan,
que les demos miedo; que le demos miedo al miedo.
Que las dudas se conviertan en pájaros, que salgan volando,
que nos tiren laurel.

Cúrame de la enfermedad que es quererte con besos en la frente.

¿ Aceptas ? Te espero.


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