lunes, 8 de junio de 2015

Verde militar.



No vamos a cambiar el mundo quizá,
no haremos que los días de lluvia sean menos fríos,
ni que las calles de noche sean menos peligrosas.

Sin embargo he estado haciendo esquemas de tu cuerpo y el mío,
resumiendo las partes importantes desde tus tobillos a tus ojos,
la manera que tienes de andar por la calle
como si la vida se desprendiera de tus pies a cada paso que das.

Sé que no eliges las medio sonrisas que esbozas cuando oyes un piropo inapropiado,
como tampoco lo haces cuando ves que los árboles se dejan deshojar por ti.

Cómo puedo evitar estudiar cada gesto cuando enfadas y provocas una revolución en el aire
o tu manera de leer como si recitaras a Becker leyendo el periódico de ayer.

Sé que no todos entienden tu idioma,
igual que no entienden que beber de tu copa sepa mejor que el champán pernord-ricad.
Y que escucharte al otro lado del teléfono me haga volar con un "Joder, me encantas."

Así que debes entender que no quiero dejar la lucha antes de empezar la guerra
porque verte sudando encima o debajo tiene que ser mi mayor victoria.

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